San Martín Gobernador de Mendoza
En este blog vas a ver lo relacionado con el gobierno de San Martín en Mendoza y unos temas extras que tienen que ver con la época.
miércoles, 19 de octubre de 2016
martes, 18 de octubre de 2016
Lo que hizo San Martín en su gobierno
Desde comienzos de 1813
funcionaba en Buenos Aires la Asamblea General Constituyente. Para muchos,
entre los que se contaban San Martín y Belgrano, era la gran oportunidad para
declarar la independencia y reafirmar la decisión de guerra a muerte con
España.
Lamentablemente, los
terratenientes porteños y su principal representante y presidente de la
Asamblea, Carlos María de Alvear, no pensaban lo mismo. El ex amigo y compañero
de San Martín aprovechó la oportunidad que le brindaba el alejamiento del
coronel para crear un poder ejecutivo unipersonal, el Directorio. Así lo cuenta
el propio Alvear en sus memorias, dictadas al amanuense Rivera Indarte.
No había pues tiempo que perder
y era preciso empezar por hacer en el gobierno una gran variación que pedían
imperiosamente las circunstancias. El coronel San Martín había sido enviado a
relevar al general Belgrano y la salida de este jefe de la capital, que habíase
manifestado opuesto a la concentración del poder.
Efectivamente, corría el año
1814 cuando San Martín fue designado al frente del Ejército del Norte en
reemplazo de su querido y admirado general Belgrano. El encuentro entre los dos
patriotas se produjo el 30 de enero, en algún lugar en el camino entre Tucumán
y Salta. Tuvieron tiempo de conversar
sobre el estado de la Revolución, sobre la inoperancia e incomprensión del
gobierno central y de la soledad.
San Martín traía instrucciones
reservadas del Directorio que le ordenaban remitir a Belgrano para ser juzgado
por las derrotas de Vilcapugio y Ayohúma, pero estaba completamente en
desacuerdo con la absurda disposición y se negó a entregar a su compañero.
San Martín reorganizó el
ejército y lo dejó en las mejores condiciones posibles. Pero su cabeza estaba
en otra parte. Estaba absolutamente convencido de que las sucesivas derrotas en
el Norte ya eran suficientes para demostrar que había que buscar otro camino
para terminar definitivamente con el enemigo y su centro de poder en Lima.
A comienzos del invierno de
1814 se difundió una noticia preocupante sobre la salud del jefe del Ejército
del Norte. Se supo que su médico le había aconsejado marchar hacia el benévolo
clima cordobés. Así lo cuenta José María Paz, que tuvo el privilegio de
conocerlo en aquellas circunstancias.
Desde aquella estanzuela de
Saldán diseñará junto a su entrañable amigo Tomás Guido el plan continental de
liberación. Se proponía formar un ejército en Cuyo, cruzar la cordillera,
liberar Chile y desde allí lanzar por mar la ofensiva final sobre Lima.
Don José sabía que para
concretar un plan tan ambicioso hacía falta, además de poder militar, poder
político. Solicitó y obtuvo, el 10 de agosto de 1814, el cargo de gobernador de
Cuyo y se mudó con Remedios a Mendoza, dejándole al general Martín Miguel de
Güemes y sus infernales gauchos la defensa de la frontera norte. San Martín
destacaba los esfuerzos del salteño.
A los amantes de la historia
basada exclusivamente en “fechas y batallas”, aquella que nos arruinaba la
mente en el secundario, a los que siguen queriendo ver un San Martín
exclusivamente militar, hay que recomendarles que analicen al San Martín
político, a aquel que durante tres años gobernó con gran eficiencia, equidad y
honestidad las provincias cuyanas.
El espíritu del gran libertador permanece
en la tierra que fuera cuna de una de las hazañas más grandiosas de la historia
de nuestra Argentina.
El 10 de agosto de 1814, cuando Don José de
San Martín fue nombrado gobernador intendente de cuyo, se inició el plan de
liberación del continente. En Mendoza se organizó el Ejército de los Andes, que
cruzó la cordillera, dando vida así a nuestra mayor épica militar.
San Martín había solicitado este cargo
respondiendo a un motivo muy bien pensado: consideraba que Mendoza era el sitio
estratégico para la guerra de la independencia. Su proyecto era armar al pie de
los Andes un ejército que cruzara la cordillera para liberar a Chile de los
españoles y de ahí seguir hasta Lima. Ese plan resultó ser todo un éxito. Pero
además, San Martín, que gobernó hasta el 17 de octubre de 1816, desarrolló una
organizada gestión civil. Por poner un ejemplo, una de sus primeras acciones de
gobierno fue transformar un paseo que había creado el Cabildo local en 1808 al
oeste de lo que entonces era la ciudad.
Si bien los cuyanos fueron beneficiados por
las obras del gobernador intendente José de San Martín, también vieron cómo su
vida cotidiana cambió drásticamente cuando la región se convirtió en un taller
de guerra. Buenos Aires ayudó con la formación del Ejército de los Andes, pero
la mayor parte de los fondos, la fuerza de trabajo, armas, vituallas, ropas y
caballería, entre otros recursos, fueron aportados por Cuyo. A poco de partir a
Chile, a principios de 1817, el general le escribió a Tomás Godoy Cruz, quien
estaba en Buenos Aires, destacando que le faltaban salud y tiempo y dinero.
Casi 190 años después de su paso por
Mendoza, en la escenografía local todavía quedan en pie y en general en
funcionamiento varias de las obras que puso en práctica durante su mandato o
que impulsó mientras con su ejército se batía por la libertad del sur del
continente.
El turismo histórico en Mendoza comienza
por conocer los sitios donde el General San Martín desarrolló su actividad,
donde quedaron marcadas sus acciones de Gobernador, de estratega y de hombre
simple y sencillo. Se las puede ver a diario: el paseo Alameda, el Archivo
General de la Provincia, la biblioteca pública que lleva su nombre y canales de
riego son algunas de esas concreciones que se mantienen y llevan la impronta
del Libertador.
Uno de los mejores circuitos de
turismo histórico de Mendoza es conocido como las "Rutas Sanmartinianas” ordenadas
y contextualizadas para permitir conocer la historia de nuestro prócer y a la
vez, disfrutar de esta provincia con toda la fuerza de sus atractivos.
Durante agosto recordamos de manera
especial al ilustre vecino de Mendoza, José de San Martín.
Como Gobernador, San Martín iniciará una
intensa actividad gubernativa para convertir a la provincia en una nueva fuente
de recursos para la causa de la independencia excitando los sentimientos
patrióticos de sus habitantes y obteniendo así la colaboración del pueblo
cuyano.
Desde su "Ínsula Cuyana"
mantendrá comunicación con todos los referentes políticos y militares de las
Provincias Unidas del Río de La Plata convirtiéndose en el principal impulsor y
guía del Congreso de Tucumán, en tanto que pondrá en pie de guerra al Ejército
de los Andes con el que concretará la gran hazaña de cruzar el macizo andino y
comenzar su campaña de liberación de América del Sur.
La adhesión de José Francisco de San Martín
a la causa americana se hizo palpable desde el momento de su llegada al Plata
el 9 de marzo de 1812.
Pocos días después creará el Regimiento de
Granaderos a Caballo, germen del ejército profesional patriota, al mismo tiempo
que intervendrá de forma directa en los asuntos de gobierno a través de su
activa participación: primero, en la Logia de Caballeros Racionales y luego
Logia Lautaro, sociedades políticas secretas por la que los patriotas darán
nervio y sentido al plan revolucionario iniciado por Moreno, Belgrano y
Castelli en Mayo de 1810.
Después de un breve paso por el Ejército
del Norte donde mantendrá contacto por varios meses con su hermano de causa
Manuel Belgrano y con el jefe de los gauchos de Salta, Martín Miguel de Güemes,
con quienes organizará la defensa de la frontera del Alto Perú, se retira a
Córdoba y desde allí pedirá al director, Posadas, su traslado a Mendoza a
partir de su nombramiento como Gobernador Intendente de la recientemente creada
Provincia de Cuyo desde donde desplegará todo su genio político, administrativo
y militar que le permitirá convertirse en el árbitro de la política rioplatense
y en el líder del proceso revolucionario.
A través de los diputados por Cuyo:
Francisco Narciso de Laprida y Fray Justo Santa María de Oro por San Juan;
Tomas Godoy Cruz y Juan Agustín Maza por Mendoza - y Juan Martín de Pueyrredón
por San Luis, todos quienes actuaban bajo el influjo y órbita política de San
Martín, pugnará hasta el cansancio por la reunión del Congreso de Tucumán y la
Declaración de la Independencia, neutralizando la política localista del
gobierno de Buenos Aires y tratando de zanjar las diferencias en el Litoral
entre el Gobierno Central y Artigas; en el norte, entre Güemes y Rondeau.
En Mendoza, San Martín no cesará en su
prédica y en permanente comunicación con sus amigos Belgrano y Guido, con el
Director Pueyrredón y con los diputados que integran el Congreso Soberano,
intentará encauzar y contagiar a todo el espectro político y militar de las Provincias
Unidas del Río de la Plata, Chile y Perú de su flama libertadora, sorteando
obstáculos, muchas veces solo, en una lucha desesperada contra el tiempo y, por
sobre todo, con muy pocos recursos; pero siempre con la mente, la voluntad y el
espíritu fijo en su misión: la Libertad de América.
En el mundo actual donde la crisis de
liderazgos es tan evidente, en el que millones de personas sufren hambre,
pobreza y la desolación de la guerra; y en el que las clases dirigentes parecen
indolentes ante tanto horror; sin lugar a dudas necesitamos ejemplos de líderes
comprometidos y que trabajen incansablemente por la causa de los pueblos.
Por
ello inmortalizamos al Libertador de América José Francisco de San Martín como
verdadero ejemplo de conductor y modelo de líder a se
lunes, 17 de octubre de 2016
Significado de la bandera del ejército de los andes
EL SOL: Símbolo de
la unión nacional.
GORRO FRIGIO: Emblema de redención y libertad.
LOS LAURELES: Emblema de victoria.
LA PICA: Simboliza el trabajo.
MANOS ENTRELAZADAS: Representan la unión fraternal.
CAMPO BLANCO: El color de la nieve de nuestras montañas y símbolo de la pureza.
CAMPO AZUL: En representación del cielo.
LA BANDERA DE CEREMONIA: Deberá ser de “gross de seda”.
PIRCA DE PIEDRAS: simboliza la Cordillera de los Andes.
Cada elemento tiene un color definido y se utiliza para esto un sistema de identificación de colores.
GORRO FRIGIO: Emblema de redención y libertad.
LOS LAURELES: Emblema de victoria.
LA PICA: Simboliza el trabajo.
MANOS ENTRELAZADAS: Representan la unión fraternal.
CAMPO BLANCO: El color de la nieve de nuestras montañas y símbolo de la pureza.
CAMPO AZUL: En representación del cielo.
LA BANDERA DE CEREMONIA: Deberá ser de “gross de seda”.
PIRCA DE PIEDRAS: simboliza la Cordillera de los Andes.
Cada elemento tiene un color definido y se utiliza para esto un sistema de identificación de colores.
San Martín y el vino
Como gobernador, San Martín apoyó los reclamos de los cabildos cuyanos, luego defendidos por el diputado mendocino ante el Congreso de Tucumán y operador político de San Martín, Tomás Godoy Cruz, para que el Directorio bajase los muy altos impuestos y derechos de tránsito que gravaban a la producción local de vinos, aguardientes y frutas secas.
Señala Maurín Navarro: “Los vinos y aguardientes de Cuyo, decía Godoy Cruz, a pesar de los aumentos de los derechos a los extranjeros, eran perjudicados por la concurrencia de estos últimos, agregando el diputado por Mendoza que la medida solicitada era universalmente adoptada por las distintas naciones para fomentar la industria nacional y que, a favor de la protección, llegarían a superar la calidad y desalojar los vinos del exterior. Al referirse a los derechos de exportación que percibía la Aduana de Buenos Aires expresaba que una parte de los vinos de Cuyo se exportaban a Montevideo y Brasil, en cuyo casos los derechos de exportación recaían sobre los productos nacionales, cosa reprobada en los buenos principios de economía”.
Como signo de los intereses que predominaban en el Directorio, el proyecto fue rechazado por el Congreso, ya establecido en Buenos Aires. El diputado José Malabia, al fundamentar ese rechazo, sostuvo dos argumentos: que las cargas internas y los derechos de exportación eran necesarios para el tesoro nacional, “destinado a emplearse en utilidad y beneficio de todas las provincias”, y que la manera más eficaz para mejorar la calidad de los productos nacionales era la competencia de los importados.
Ubicación de la antigua casa de gobierno.
La antigua
Casa de Gobierno y Justicia se encontraba en la Plaza Independencia, junto a la
Iglesia Matriz, la Cárcel y el Club Social. Existió un proyecto de 1927 para
trasladar la sede del Gobierno Provincial al centro de esa plaza, pero
finalmente fue descartado cuando la construcción ya había comenzado,
demoliéndose lo poco que se había hecho.
El predio de
20 has. Destinado a Centro Cívico fue utilizado a fines del siglo XIX para la
Escuela Nacional de Agricultura, bajo el nombre de Quinta Agronómica de
Mendoza. Desde 1870 a 1883, aproximadamente, esa escuela tuvo un carácter
puramente agrícola, sin prestar demasiada atención a la vitivinicultura, hasta
que se creó la Escuela Nacional de Vitivinicultura, fundada en 1897. En
1939, la Escuela pasó a depender de la nueva Universidad Nacional de Cuyo.
En
1941, el Plan Regulador para Mendoza, un proyecto de neto corte moderno ideado
por los arquitectos Bereterbide, Belgrano Blanco, Cravotto y Scasso, que
buscaba zonificar la ciudad pensando a futuro y organizar los accesos y vías
rápidas de tránsito. Siete años después, uno de los integrantes de ese
equipo, Alberto Belgrano Blanco, fue contratado directamente por el
Gobierno de la Provincia para el diseño del nuevo Barrio Cívico de Mendoza.
La salud de San Martín
Asma,
úlcera, reumatismo, cólera... Los problemas de salud siempre lo persiguieron,
incluso en plena batalla. El 9 de junio de 1819, San Martín le escribe
desde Mendoza a su íntimo amigo Tomás Guido. "Quince días hace que me
hallo postrado en cama de resultas de una fístula producida por unas almorranas
agangrenadas: en el día sigo con alivio y los facultativos me aseguran que en
breves días estaré enteramente curado", señala con lenguaje de
época.
En su profusa correspondencia con Guido, el general se queja permanentemente de su salud. "La úlcera fue la principal patología de San Martín, en que una hematemesis marcó la iniciación clínica, hasta el 17 de agosto de 1850, en que una nueva hemorragia lo llevó al deceso", escribe el doctor Mario Dreyer, miembro de número de la Academia Sanmartiniana.
Dolores de estómago, vómitos de sangre, hemorroides, reumatismo, tos constante. Para calmar ese suplicio cotidiano recurría al opio, como lo dice Guido, según consigna el historiador José Luis Busaniche en su libro San Martín visto por sus contemporáneos. Guido y Juan Martín de Pueyrredón le suplicaron al general que tratase de dejar el opio, pero en aquellos tiempos sólo esta droga podía atemperar su sufrimiento.
Según Dreyer, ya en 1808 comenzaron a perseguirlo las enfermedades. Ese año, todavía en España, San Martín sufrió fuertes acceso de asma. En América, el primer ataque lo padeció en Tucumán, cuando era jefe del Ejército del Norte. Se llegó a temer, también, que padeciera tuberculosis, pero esta hipótesis fue desmentida por la realidad. Bartolomé Mitre y Ricardo Rojas, dos de sus biógrafos, afirman que si San Martín hubiera sufrido esta enfermedad, no habría podido soportar los intensos fríos ni mucho menos escalar montañas en los Pirineos y en los Andes.
En cambio, el reumatismo lo aquejó desde joven. "Es indiscutible que San Martín tuvo numerosos ataques reumáticos: se calculan unos diez o doce los sufridos durante su vida. El doctor Aníbal Ruiz Moreno ha realizado un exhaustivo trabajo - dice Dreyer -. Dice que en la batalla de Chacabuco, San Martín estaba aquejado de un ataque reumático-nervioso que apenas le permitía mantenerse a caballo."
Numerosas heridas y enfermedades padeció a lo largo de su vida. Una de las heridas más delicadas la sufrió fuera de los campos de batalla, cuando fue asaltado en España y recibió un cuchillazo en el pecho. Contrajo varias enfermedades infecciosas.
Su frugalidad y su vida ascética en Europa ayudaron para que sus enfermedades - que la medicina de hoy calificaría como de origen psicosomático - no lo maltrataran tanto. En Francia, San Martín y su hija Mercedes contrajeron cólera. Y más adelante, en sus años de vejez, la tortura mayor del general fueron las cataratas, que lo dejaron casi ciego.
En su profusa correspondencia con Guido, el general se queja permanentemente de su salud. "La úlcera fue la principal patología de San Martín, en que una hematemesis marcó la iniciación clínica, hasta el 17 de agosto de 1850, en que una nueva hemorragia lo llevó al deceso", escribe el doctor Mario Dreyer, miembro de número de la Academia Sanmartiniana.
Dolores de estómago, vómitos de sangre, hemorroides, reumatismo, tos constante. Para calmar ese suplicio cotidiano recurría al opio, como lo dice Guido, según consigna el historiador José Luis Busaniche en su libro San Martín visto por sus contemporáneos. Guido y Juan Martín de Pueyrredón le suplicaron al general que tratase de dejar el opio, pero en aquellos tiempos sólo esta droga podía atemperar su sufrimiento.
Según Dreyer, ya en 1808 comenzaron a perseguirlo las enfermedades. Ese año, todavía en España, San Martín sufrió fuertes acceso de asma. En América, el primer ataque lo padeció en Tucumán, cuando era jefe del Ejército del Norte. Se llegó a temer, también, que padeciera tuberculosis, pero esta hipótesis fue desmentida por la realidad. Bartolomé Mitre y Ricardo Rojas, dos de sus biógrafos, afirman que si San Martín hubiera sufrido esta enfermedad, no habría podido soportar los intensos fríos ni mucho menos escalar montañas en los Pirineos y en los Andes.
En cambio, el reumatismo lo aquejó desde joven. "Es indiscutible que San Martín tuvo numerosos ataques reumáticos: se calculan unos diez o doce los sufridos durante su vida. El doctor Aníbal Ruiz Moreno ha realizado un exhaustivo trabajo - dice Dreyer -. Dice que en la batalla de Chacabuco, San Martín estaba aquejado de un ataque reumático-nervioso que apenas le permitía mantenerse a caballo."
Numerosas heridas y enfermedades padeció a lo largo de su vida. Una de las heridas más delicadas la sufrió fuera de los campos de batalla, cuando fue asaltado en España y recibió un cuchillazo en el pecho. Contrajo varias enfermedades infecciosas.
Su frugalidad y su vida ascética en Europa ayudaron para que sus enfermedades - que la medicina de hoy calificaría como de origen psicosomático - no lo maltrataran tanto. En Francia, San Martín y su hija Mercedes contrajeron cólera. Y más adelante, en sus años de vejez, la tortura mayor del general fueron las cataratas, que lo dejaron casi ciego.
Vestimenta de esa época
En esas épocas las
vestimentas eran muy distintas a la actualidad, en las damas se usaban vestidos
largos y anchos y los caballeros trajes.
Ejemplos de prendas: moño,
sombrero, camisola, corsé, medias, alpargata, botín, bordados, cintas y pliegues.
El uniforme naval
El uniforme naval, entendido como las prendas diseñadas con un propósito
funcional por la necesidad de hacer semejantes entre sí a los hombres propios,
a la vez que diferenciarlos del enemigo, es un fenómeno moderno. Todo lo
anterior es meramente vestuario o vestimenta militar, pero sin constituir
“uniforme”.
Las damas
en la época del 1816 se vestían con
(faldas anchas, con volados y peinetones)
Los
peinados eran estilo romanas, con
un pequeño rodete alto, rizos a los costados y todo
adornado con perlas y collares, los zapatos eran de tela, generalmente blancos
o negros, ellas mismas los cosían y bordaban con mostacillas, luego los
zapateros les colocaban las suelas, sin taco. Los caballeros se vestían al
estilo ingles combinaban chaqueta oscura, con ceñidos calzones cortos en blanco
natural o amarillo debajo medias de seda blancas. Las camisas con
cuello “Palomita” y yabot o pañuelo de seda, terminaban en mangas rematadas con
puntillas, era de gran elegancia llevar galera y bastón, los funcionarios del
cabildo usaban pelucas blancas entalacadas al estilo francés. Los zapatos se importaban en Europa y tenían
grandes hebillas de bronce, y eran muy costosos
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